0 Comentarios 17
sep

Lugares comunes: Museu Nacional d’Art de Catalunya

Publicado por

Introducción al despertar del arte

Es inevitable envidiar al arte por su aspecto impecable a cualquier hora del día. Sin embargo, no deja de sorprendernos, por forzosa comparación con sus autores y observadores, que sea con los primeros rayos de luz cuando ofrezca su mejor semblante. Sin lugar a dudas es el mejor despertar que hemos visto nunca: no hay resacas de noches de insomnio, rostros abotargados o ademanes somnolientos.

Pasear por las galerías vacías de cualquier museo o exposición, recién abiertas sus puertas al público, permite no sólo encontrarse cara a cara con la obra en todo su esplendor sino disfrutar de la majestuosidad del espacio que la acoge. Es el momento en la que se puede ver a otros artistas, caballete y acuarelas en ristre, aprovechando esas furtivas horas para reproducir a los grandes con el silencio como aliado e impregnando la sala con ese olor a pintura y disolvente que nos transporta por un momento, sólo por un instante, al estudio en el que el pintor original alumbró a aquella que ahora está expuesta frente a nuestros ojos.

Si uno es madrugador puede mantener un tête à tête completamente a solas con un Modigliani, un Picasso o un Soutine en las pinacotecas más importantes del mundo.  Nosotros así lo hemos tenido.

      

Primera etapa: tan importante es el viaje como el destino

Con esta premisa y aprovechando la entrada gratuita que cada primer domingo de mes nos brindan algunos de los museos más importantes de Barcelona, hace un par de semanas dirigimos nuestros pasos hacia el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Disfrutar de una gran urbe como Barcelona aún dormida y con sus calles vacías es toda una experiencia.  Es imposible no caer en la tentación de hacer una parada para tomar el primer café de la mañana, acompañado por unos churros en alguna de las roulottes que se encuentran abiertas desde primera hora en las calles de la ciudad.

Nuestro objetivo, situado en la ladera de Montjuic, está rodeado de arte e historia: los vestigios del cementerio judío que da nombre a la montaña, el escenario del Teatre Lliure, las fundaciones Joan Miró y Mies van der Rohe, el Museu d’Arqueologia de Catalunya o el Jardín Botánico Histórico, son sólo algunos de los inevitables altos en el camino.

La ascensión está llena de sorpresas, instantáneas conmovedoras y unas vistas tan magníficas como únicas de la ciudad.

      

Los tesoros del MNAC: su colección de arte moderno… ¡Imperdible!

Llegados a destino nos encontramos con el Palau Nacional, edificio emblemático de la Exposición Internacional de 1929 y sede actual del Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Escultura, pintura, objetos, dibujos, grabados, carteles, fotografía y numismàtica son las artes que comprende su colección: románico, gótico, renacimiento y barroco para finalizar con las obras de artistas contemporáneos de mediados del siglo XX.

Desde El Greco, Zurbarán, Velázquez, Cranach o Rubens hasta el modernismo, el noucentisme y las vanguardias de genios como Fortuny, Gaudí, Rusiñol, Casa, Jujol, Picasso y Tàpies.

No dejéis de visitar la extraordinaria sala oval, con su inmensa cúpula y su impresionante órgano, que ampara la celebración de múltiples actos culturales y empresariales de la ciudad, ni de perderos por sus galerías laberínticas como parte del juego: posiblemente y a la vuelta de la esquina os sorprenderán hallazgos que no esperabais.

El MNAC no sólo sorprende por la belleza de su edificio y su exposición permanente, sino que acoge diferentes muestras temporales y actividades a lo largo de todo el año: los viernes, por ejemplo, se puede realizar una visita comentada en grupo por los almacenes del museo y descubrir las salas donde se alojan obras conservadas no expuestas al público.

Durante nuestra visita nos enteramos de que actualmente se está trabajando en una exposición que permitirá, a partir del mes de noviembre, conocer el trabajo y las técnicas utilizadas por los conservadores y restauradores del museo: sus técnicas a la hora de examinar en profundidad una obra con el fin de descubrir cómo trabajaba el artista y qué materiales o herramientas utilizaba en su proceder. También se mostrarán ejemplos de las diferentes transformaciones que han sufrido algunas obras a lo largo de su vida y de qué manera los expertos pueden discernir entre un original, una copia, un falso o una hiperrestauración.

      

Porque no sólo de arte vive el hombre

Tras cuatro horas de visita, en las que no nos aburrimos ni un solo momento, llegamos a la conclusión de que no sólo de belleza estética vive el hombre y aún menos nuestros estómagos. Así pues, decidimos dirigir nuestros pasos hacia la sala de la cúpula donde se encuentra el restaurante Òleum, en la primera planta del MNAC, y donde disfrutamos, mientras descubríamos la que fue una grata y exquisita sorpresa con su fórmula Bruch, de los amplios ventanales desde los que es posible disfrutar de una de las mejores vistas de Barcelona.

Así pusimos fin a otra incursión a un espacio del que no conseguimos aburrirnos por muchas veces que visitemos.

Sólo nos queda decir… ¡Larga vida al MNAC!

Muchas gracias.

El equipo de BCN Mapped Out

PD. Agradecemos todos vuestros comentarios

Publicado por

Aún no hay comentarios

Deje su comentario